martes, 5 de agosto de 2008

El Reloj o el vino

Llegamos a un restaurante de montaña, nos sentamos.

Hacemos un recorrido visual del entorno, hacemos algunas fotos de la decoración y el ambiente y la verdad es que era algo exquisito.

Miré el reloj de pared que colgaba de una de las paredes de la cueva pero no me llamó la atención porque la hora que marcaba, sin entrar en más detalles y tan solo por la posición de las agujas eran las dos menos diez del mediodía, la posición típica de un reloj en venta o que está parado, la imagen del marketing, además era más o menos esa hora, las dos y diez exactamente.

Empezamos a comer y para ver el reloj tenía que girar algo la cabeza.

Lo miraba insistente porque me llamaba poderosamente la atención.

Hablaba con mi contertulia pero la vista se me iba para el reloj.

Empecé a distinguir ya la aguja pequeña y la grande, algo no me cuadraba.

Aún no me había fijado en los números.

Seguí con mis copas de vino y el reloj cada vez me provocaba más.

Por mi educación técnica, las agujas estaban adoptando posturas grotescas, no coincidían con los moldes mentales que yo tenía.

A tal punto llegó mi intriga que le pregunté a mi acompañante:

¿Qué coño le pasa a ese reloj que me está aburriendo la comida?.

Con gesto tranquilo y como si lo viera normal me dice:

“Va al revés, simplemente”.

Lo daba como asumido pero yo era la primera vez que veía algo así.

Comprobé los detalles constructivos y el lento paso de cinco minutos para comprobar que era verdad, el camarero lo confirmó:

“Los noruegos, que tienen mucho tiempo libre, lo construyeron y nos lo regalaron”.

Por una vez me di cuenta de que no solo los ingleses hacen las cosas al contrario de las corrientes universales, un noruego también había dado la nota y de paso se había quedado conmigo.

Ya no vale la instrucción de: “Se gira en el sentido de las agujas del reloj”, ¿de qué reloj?.

Feliz Verano.


Manuel Porcel

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Manuel, soy MªÁngeles, la hija de Antonio. Siento mucho de verdad haberte dado la noticia de su fallecimiento de esa manera, pero me sentí mal al no poder haberte avisado antes, porque yo sé que érais muy buenos amigos.
Solamente quería saber como estabas, y espero que tú y tu familia estéis bien. Te dejo mi correo por si alguna vez quieres hablar de algo: marytm88@hotmail.com
Cuidate...